domingo, 10 de julio de 2016

Una monjita vegetariana (o el como ser lo que juraste jamas ser).

Recuerdo perfectamente mis días de secundaría, más de lo que seria sano recordar. Era una escuela grande, azul y bajo la dictadura de monjas que fácil pudieron haber conocido en persona al mismísimo Moises. Por decreto de la congregación, estas señoras cambiaban de colegio cada año, lo que significaba ver los mismos hábitos blancos vistiendo cuerpos diferentes cada nuevo curso. 

Pero de todas las religiosas que pasaron por el puesto de directora, recuerdo a 2 en especial, el día de hoy hablaré de una de ellas: La madre Betina Paz Alegría. Si, PAZ ALEGRÍA, algo de lo más curioso, el día que llegó, descubrimos que los arbustos del patio daban flores. Esta mujer nació para ser hippie o monja, evidentemente se fue por lo segundo; pero lo realmente especial es su historia y como logró un impacto en mi.

Siempre salia al patio en el recreo para platicar conmigo y mi mejor amiga, en una de esas platicas descubrimos que antes de ser monja no solo estaba comprometida, si no que ya hasta tenían los muebles y la casa... Pero 3 meses antes de la unión, canceló la boda y se metió al monasterio, su razón? Se dio cuenta que ella quería enseñar, ayudar y cambiar este mundo a su manera, por así decirlo. Mas adelante me confeso que en esa orden de monjitas tenía la opción de viajar por toda la república Mexicana (y hasta por el mundo) y eso fue lo que decididamente la convenció de ser profesa. Hablaba mucho del amor a todo el mundo, defendía ante todo a la comunidad LGBT y pobre de quien tratara de hacer un comentario homofobico en su presencia, pero no solo defendía a los humanos, si no también a los no humanos: gatos, perros, vacas, aves de todo tipo, insectos... En aquel entonces era vegetariana, pero estaba en transición a vegana.

Recuerdo que no al tomé en serio y lamentaba que alguien dejara cosas como la carne, el queso, los huevos, etc. Hoy me veo al espejo, han pasado más de 5 años y agradezco el haber conocido a persona tan excepcional que, sin ella darse cuenta, metió en mi la idea de algo que forma parte de mi y de mi vida diaria: el veganismo.

En definitiva, es curioso ver como algo de lo que una vez te burlaste e hiciste menos, llega a ser parte de tu vida. Siempre estaremos sujetos al cambio, lo único por lo cual hay que preocuparnos es si esos cambios son para bien o para mal.


Atte:
La Dame de Versailles